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La ausencia de educación cívica.

A más estrecho el espacio más reducido el movimiento.

No les ha pasado cuando vas bajando esa escalera de un gran establecimiento, y al llegar al final de la escalinata ya no puedes seguir porque les ha cuadrado a las personas de turno pararse para mantener una conversación, y al decirles ; «me permiten» te miran con mala cara, como diciendo podía usted pasar por otro lado. Si tolete, podía traerme una pértiga y saltar por encima. Al igual que en las puertas de entrada y salida que buenos sitios para pararse a conversar o mandar un wassup, y no digamos cuando vas por tu lado derecho de la acera y te viene cuatro amigas en linea, al mas puro estilo de los cuatro jinetes de la apocalípsis.  Muy pocas personas son tolerantes a que les indiquen que no es correcto lo que hacen, o que importunan al resto.

Parece que no nos damos cuenta sobre todo en las grandes ciudades, donde cohabitamos en espacios acotados mayor número de seres (perros también), y es que aunque parece obvio que si usted va en metro en un habitáculo lleno de gente debe procurar estar lo mas quieto posible para, ni molestar ni que le molesten.

Ahora hay una moda nueva incluso entre ejecutivos; La mochila, en sentido dimensional si usted adhiere a su cuerpo un elemento más, su volumen aumenta en el mismo espacio reducido, y si no es consciente de eso al girar sobre si mismo su volumen extra, o mochila, maleta o similar terminará empotrándose con salva sea la parte (según la altura del afectado/a) que tenga cerca.

Pero esto quizá tenga que ver con las cotas del individualismo (en el sentido de falta de empatía, o de contemplar al otro), que estamos alcanzando. Y ahora, traslademos el asunto de la proximidad de la convivencia al piso donde hay varias viviendas. Aquí las posibilidades son varias, porque claro «en mi casa mando yo». El recibo de la luz se ha encarecido, y mi vecina de arriba tiene que poner lavadora y secadora a partir de las once de la noche porque ella, que debe ser muy mirada con la limpieza, lo hace casi a diario, y ahorra también en el electrodoméstico y compra una locomotora en vez de maquinas de lavar y secar silenciosas, y vaya usted a decirle nada… Y que decir del que comparte el descansillo con tu piso y abre y cierra la puerta dándole un empujón con el consiguiente portazo. Llegado a este punto no puedo resistirme a contar una anécdota familiar; vivía yo con mis padres aun y en el piso de abajo alquilaron una familia marroquí, que tenían esta costumbre de tirar la puerta, lo que provocaba la cólera de mi  madre que no entendía esa falta de civismo, así que un buen día, después de muchas quejas por el patio de ventilación o tragaluz, decidió bajar mi señora madre, y decirle de manera amigable lo que sucedía. Antes de seguir les tengo que informar que mi madre ha sido todo menos diplomática, y claro baja le toca en la puerta a la susodicha vecina y aparece la señora, acto seguido mi madre le suelta el siguiente discurso «buenas tardes señora, entiendo (muy empática ella) que de donde ustedes vienen no hay puertas y quizá no estén acostumbrados (refiriéndose ella convencida a que todos en marruecos vivían en una jaima o similar), pero continua y añade, aquí se debe acompañar la puerta al cerrarla por que, y más a determinadas horas el ruido del portazo, es bastante molesto en la comunidad. Llegados a este punto, la señora mira a mi madre con cara de, debe usted estar loca, porque evidentemente para ella ese no era ni asunto ni problema, y acto seguido le cierra la puerta en las narices.  Confieso que cuando me lo contó mi madre indignada no pude parar de reír.

En fin la convivencia es difícil y ya no vamos a entrar en los saludos o la ausencia de ellos cuando llegas a un sitio y debes presentarte antes de atacar con el mire venia a que,…, Mientras sigamos peleándonos de si esta labor de enseñar a convivir es del colegio o de la familia, seguiremos teniendo esta clase de «diversidad» como gusta ahora llamar a todo lo que se sale del tiesto.

Si fallamos en estas cosas básicas, exponencialmente cuando discutimos ideas y nos manifestamos las cotas de violencia en los planteamientos y las sin razones, son carne diaria de telediario.

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Aquellos años maravillosos!!!

Vivíamos en la calle Blasco Ibañez, y en aquella época habían unos túneles que conectaban la zona de las Alcaravaneras con la playa, por estas épocas de verano, antes de los colegios y algunas tardes aun empezado el curso, mi madre con tres niños, cada uno con , llamémosle su idiosincracia,.. pues no llevaba a la playa, sólo teníamos que bajar la calle de casa caminando y a una manzana y cruzando el túnel, estaba nuestra playa de cabecera, si, si como lo del médico, que ahora dicen que es medicinal también lo de la playa, yo no se si era muy medicinal la playa de las Alcaravaneras en aquella época, los que la frecuentaron recordarán cuando aquellos petroleros se limpiaban dentro de la bahía  que forma la entrada al puerto con el espigón donde ahora se levanta la bonita cortina de contenedores en el horizonte, y nos la dejaban llena de Piche, que no nos impedía disfrutar de la playa, al llegar a casa con los pies y el bañador con alguna mancha redonda untuosa y pegada, o nos frotaban algún disolvente casero, o estregábamos con agua y jabón, que no era tan efectivo, pues se te quedaba por unos días una especie de lunar canelo, pero mira tu que sanos crecimos.

Bueno a lo que estaba, ante la ausencia de centros comerciales, como hoy en día, mi madre no podía llevarnos en aquel tiempo a ellos, y dejarnos correr entre la gente como si fuera un parque temático molestando al resto de usuarios, para simplemente pasear y soltar a la chiquillería, sin comprar nada si acaso un caramelito y aprovechando que tiene baños y demás, mientras las madres (las mas pudientes) se sientan en cualquiera de las esquinas, y cuidan a sus niños; gritándoles de lejos e importunando al resto, y solo interviniendo cuando alguno se da un guarrazo contra algo o alguien, evidenciando la poca capacidad de la progenitora de controlar/educar al infante, infanta, claro que a ellas no se les mueve una pestaña. La verdad que he envidiado esa habilidad que se desarrolla cuando eres padre/madre de mantener una conversación en un sitio ruidoso mientras tu niño de reclama y grita, sin perder el hilo del discurso, incluso con pausas y retomándolo en el mismo lugar, asombroso. Mi madre como digo nos llevaba a la playa a falta de la anterior alternativa, es un grato recuerdo de infancia, les dejo la estampa familiar en el post, para que se hagan una idea.

Mamá nos llevaba los bocadillos y el agua que aunque a una manzana, recoger y volver a subir a casa, no era una opción. Así, agotábamos muchas tardes, sobre todo cuando mi padre trabajaba, que cuando libraba nos metía a todos en el Morris Minor 1000, y nos llevaba con mi madre a su lado a los tres hermanos atrás, encajados como podíamos, y arrancaba a cualquier lugar de la isla, inventando de manera precoz el canario conoce tu tierra (debió de haberlo patentado en su día). Pero de esta estampa les hablaré otro día.

Si bien es cierto que tenemos a poca distancia, de donde mi familia vivía por aquella época una playa urbana de mejor calidad que es mi maravillosa playa de las canteras, nosotros fuimos niños de las Alcaravaneras, con sus túneles de acceso, ahora inexistentes, su piche, y el olor a bocadillo y zumo Libbys. en esa playa hice mis primeras miradas furtivas adivinando que había detrás de los bañadores, en el despertar de la sexualidad, sin llegar más allá que para eso he sido muy sato toda la vida, hacíamos los típicos juegos con la arena, a pesar de sus condiciones las Alcaravaneras era una playa familiar. Hace ya décadas que no la piso, quizá para mantener el nostálgico recuerdo.

Pero fue una parte importante de nuestra familia y así la recuerdo como algo propio.

¿Hay pasados mejores? ¿o es sólo nostalgia?

He decidido en casa entretenerme con una doble sesión de cine dedicado a mi próximo viaje a Roma y empezado con la maravillosa película de Federico Fellini la Dolce Vita reconozco que no lo había visto completa después de su redigitalización y es verdaderamente maravillosa, me he reído mucho y me apetece mucho ahora cuando visite Roma ir a todas sus localizaciones.

Como segunda película elegí «La Grande Bellezza»  y esta película, aunque más reciente tiene mucho que ver con la primera, en cuanto que retrata a la noche de Roma en los tiempos de las grandes fiestas donde se mezclaban como el carnaval de Venecia, la clase alta, los intelectuales y los comerciantes de bajos fondos, camellos, prostitutas, chulos en fiestas interminables que acababan al amanecer. No sé si tendré acceso a mi viaje a Roma algo tan típico o quizás ya tan atípico en estos tiempos, porque aparte de que las fiestas sean hasta el amanecer, estas tienen un sentido, una clase que hemos perdido desafortunadamente con tanto botellón y tanta disco psicodélica y multitudinaria.
Me gusta lo extraordinario, es por eso que me gusta esta puesta en escena la sofisticación el estilo la forma de llevar la vida y eso se contrapone con el artículo que acabo de leer hoy referente a que en la vida hay que estar expectante como si todo fuera nuevo como si lo más normal fuera sorpresivo y, no esperando grandes sorpresas y exaltaciones puesto que eso es vivir en un completo desasosiego.  Pues todavía no he decidido sobre si es que la vida es esta normalidad anodina, … me interesa o no sé si me interesa.

Cuando uno ya está en la cincuentena, y compara con las fiestas vividas en otros veranos aquí (Nuestro Carnaval de antaño) o en otros lugares, como Ibiza, entre playas y calas para pasar la resaca de noches memorables de fiestas temáticas en Pachá. O Madrid donde también se mezclaban los intelectuales y la bohemia con los niños bien, en aquel final de la movida que tuve la oportunidad de vivir, no deja de asaltarle la nostalgia, aunque no soy partidario de la frase «cualquier tiempo pasado fue mejor», quizá lo mejor es guardarlas en el recuerdo, atesorarlas y mantener en la memoria esa fragancia de vestidos, estilos y gentes variadas en el como dirían los italianos el «dolce far niente».

Aun recientemente recibo invitaciones con la promesa de volver a darle al sitio aquel glamour y prestancia de la gente de siempre, pero luego queda en nada, porque ya esa gente «de siempre» está en otra cosa y salvo los días de estreno y muy puntuales no se reedita nada.

Habremos de aceptar los nuevos tiempos y formas, pero sinceramente cada vez me da más pereza formar parte de ellos y dedico mi tiempo libre a otros menesteres, como diría un amigo «de señor mayor».

Vaya desde aquí un recuerdo a todos esos amigos y amigas que compartieron otros carnavales, y otras fiestas y reuniones, que ya en nada se asemejan a las actuales.

Estupor, ignorancia o pose?

No deja de causarme sorpresa la sorpresa general frente a determinados acontecimientos que han sido así toda la vida y que hoy parece que son una novedad escandalosa.

Pondré varios ejemplos

Nos asombra que sigan saliendo a la luz casos de corrupción en todas las esferas políticas y económicas y no sólo en nuestro país (mal de muchos….), pues mire usted ; después de pasar de un régimen totalitario (que fue ayer) donde el privilegio estaba en manos de unos oligarcas, y antes de ese régimen en otros, hemos querido barnizar el sistema y hacer pasar a esa población privilegiada por el aro. ¿ustedes se lo creen?, creen realmente que las familias privilegiadas han entrado todas por el aro de hacer las cosas conforme a derecho, asegurar a sus quelis, y pagar sus impuestos, parece que la ley es igual para todo, pero seguimos ante el mismo dilema ¿quién vigila al vigilante?.

Nos asombra que en Barcelona haya tanto movimiento últimamente, ¿creen ustedes que es por la identidad catalana, el sentido de patria o nación?, ¿O hay fuerzas detrás que quieren mantener su Status quo?, el reparto y la solidaridad que dicta la Constitución Española no interesa a todos los territorios por igual, y más allá de ello, el control de esos ingresos, no nombraré las familias que han salido a la palestra (que es mas fino que decir imputado y no digo condenado), porque no fueron todos los que son,…

Y qué nos gusta una toma de la Bastilla, nos hace sentir que realmente el pueblo es soberano, Infantas imputadas, Corinas destapando asuntos, que grandes publicaciones de este país nunca publicaron y en su lugar nos presentaban bodas, bautizos y puestas de largo y todos encantados.

Pero ver subir a las Marias Antonietas a los cadalsos y gritar «que les corten la cabezaaa», no deja de ser como lo que le recomendaba Libertad a Mafalda en una de la viñetas del gran Quino, si no podés hacer nada abrir la ventana y gritar como yo Qué barbaridad!! y verás que liberada te quedas. Grande Quino, y mientras nos entretenemos en la comedia, la mano que mece la cuna sigue trabajando. Que ilusos somos. No quiero ni saber, que decía mi abuela.

Y ¿creen ustedes que en otras comunidades las oligarquías históricas, no han estado imbricadas en las estructuras de poder?, no quiero entrar en la política autonómica/local porque me arriesgo a unos azotes (querella para los amigos), pero tiren de genealogía y miren quien comía antes y quien sigue comiendo ahora, igual son los mismos. ¿se sorprenden?

¿Tendrá que ver más con el cambio de moral, o realmente era desconocimiento?

La panza de burro

Seguimos en Agosto, la ciudad media vacía, y en Las palmas de Gran canaria, la denominada Panza de burro, que es el fenómeno de nubes que cubren especialmente la zona de la ciudad y dan un aspecto de día gris y plomizo, cuando no la sensación de bochorno al hacer una especie de efecto invernadero, afortunadamente tenemos playas en el resto de la isla para quienes quieran disfrutar del sol y del verano.

Pero los que pasamos este mes en la ciudad por distintos motivos, parece que vamos especialmente ralentizados, debe ser ese el ritmo canario que llaman aplatanado, que no viene a ser sino una forma de adaptarse al clima y al ritmo en estas estaciones, vamos que lejos de ser un adormecimiento o una falta de bríos es casi una evolución de la especie, porque ¿se imaginan ustedes que con este tiempo y estos días plomizos fuéramos a la velocidad de Madrid y Barcelona en Invierno?, es como si llegas a una reunión o a una cena habiendo tomado unos cócteles antes , en plan gracioso y súper activo, el que no te mira con cara de estupor, te mira con cara de pena, porque vas a un ritmo muy rápido para el momento de la velada, y claro te frustras o te terminas dando a la bebida o te largas avergonzado.

Pues con la panza de burro pasa lo mismo, así que te pones el despacito de Fonsi, y te lo tomas con calma, y te cruzas con el vecino y le preguntas ¿oh qué hay? a lo que el responde naaa. y así sobrevivimos hasta que cae la tarde y nos vamos a una terraza o a la fresca con el amigo netflix. hasta el día siguiente.

Esta mañana he madrugado más de la cuenta, ha sido una noche insomne y de muchas ideas en la cabeza, no se si será la luna, el verano y su calor o los movimientos planetarios , pero decidí levantarme y empezar la jornada con mayor antelación a la acostumbrada.

La sensación al salir y recorrer las calles con el coche, sin tránsito alguno me recordó a muchas escenas de películas en las que cambia la luz de los semáforos pero no hay nadie a quien afecte la señalización, iba en el coche a menor velocidad que la habitual, imaginándome que la ciudad había sido abandonada y que sólo el ojo del omnipresente Gran Hermano (el de Orwell en 1984) me observaba, así que decidí no variar la ruta de camino a la oficina por si de repente se encendiese una luz acusadora sobre mi y sonasen las sirenas para recordarme que aunque aparentemente la ciudad aun duerme estoy siendo observado.

La idea la verdad, después de divertirme inicialmente pasó a inquietarme y decidí acelerar y meterme en mi oficina, respiré tranquilo cuando empezaron a llegar los demás trabajadores y ya se oían coches en la calle, al final hoy tampoco era el día del fin del mundo, que siempre he imaginado como un no amanecer, un ya no hay otro día.

Pero hoy si, hoy toca nuevo día y de trabajo aun en verano. Y con panza de burro.