Seguimos en Agosto, la ciudad media vacía, y en Las palmas de Gran canaria, la denominada Panza de burro, que es el fenómeno de nubes que cubren especialmente la zona de la ciudad y dan un aspecto de día gris y plomizo, cuando no la sensación de bochorno al hacer una especie de efecto invernadero, afortunadamente tenemos playas en el resto de la isla para quienes quieran disfrutar del sol y del verano.

Pero los que pasamos este mes en la ciudad por distintos motivos, parece que vamos especialmente ralentizados, debe ser ese el ritmo canario que llaman aplatanado, que no viene a ser sino una forma de adaptarse al clima y al ritmo en estas estaciones, vamos que lejos de ser un adormecimiento o una falta de bríos es casi una evolución de la especie, porque ¿se imaginan ustedes que con este tiempo y estos días plomizos fuéramos a la velocidad de Madrid y Barcelona en Invierno?, es como si llegas a una reunión o a una cena habiendo tomado unos cócteles antes , en plan gracioso y súper activo, el que no te mira con cara de estupor, te mira con cara de pena, porque vas a un ritmo muy rápido para el momento de la velada, y claro te frustras o te terminas dando a la bebida o te largas avergonzado.

Pues con la panza de burro pasa lo mismo, así que te pones el despacito de Fonsi, y te lo tomas con calma, y te cruzas con el vecino y le preguntas ¿oh qué hay? a lo que el responde naaa. y así sobrevivimos hasta que cae la tarde y nos vamos a una terraza o a la fresca con el amigo netflix. hasta el día siguiente.

Esta mañana he madrugado más de la cuenta, ha sido una noche insomne y de muchas ideas en la cabeza, no se si será la luna, el verano y su calor o los movimientos planetarios , pero decidí levantarme y empezar la jornada con mayor antelación a la acostumbrada.

La sensación al salir y recorrer las calles con el coche, sin tránsito alguno me recordó a muchas escenas de películas en las que cambia la luz de los semáforos pero no hay nadie a quien afecte la señalización, iba en el coche a menor velocidad que la habitual, imaginándome que la ciudad había sido abandonada y que sólo el ojo del omnipresente Gran Hermano (el de Orwell en 1984) me observaba, así que decidí no variar la ruta de camino a la oficina por si de repente se encendiese una luz acusadora sobre mi y sonasen las sirenas para recordarme que aunque aparentemente la ciudad aun duerme estoy siendo observado.

La idea la verdad, después de divertirme inicialmente pasó a inquietarme y decidí acelerar y meterme en mi oficina, respiré tranquilo cuando empezaron a llegar los demás trabajadores y ya se oían coches en la calle, al final hoy tampoco era el día del fin del mundo, que siempre he imaginado como un no amanecer, un ya no hay otro día.

Pero hoy si, hoy toca nuevo día y de trabajo aun en verano. Y con panza de burro.

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